TEATRO NŌ Y KABUKI
Nō es el término que engloba el teatro clásico de Japón, al principio, reservado únicamente a la aristocracia. Se remonta a la era Muromachi (1333-1573) como expresión consumada del arte y se caracteriza por una esencialidad extrema. Más que la acción, prevalece una sugerente evocación de sentimientos, llevados más allá de los límites de la realidad. Constituye una fusión entre juegos de palabras, alusiones históricas y literarias, con gestos estilizados y narraciones alteradas apoyadas en música coral e instrumental.
Lo interpretan tanto el shite, el actor principal siempre dotado de máscara (elemento casi sagrado en este tipo de teatro), como el waki, un personaje secundario que no lleva máscara. La escena no cuenta con ningún tipo de decoración, únicamente se complementa con los músicos (flautas y tambores) que acompañan las voces y la rítmica de las danzas. A la derecha del escenario se sitúa el coro, que comenta las acciones de los actores y apoya la narración. Tradicionalmente, las obras se intercalan con interludios cómicos llamados kyōgen, literalmente ‘palabras sin sentido’, como contrapunto a la tensión anterior.
También existían otras tipologías teatrales como el kabuki, que viene a significar ‘desviar’, ‘trasgredir’. Es un teatro fruto de la nueva cultura chonin, la versión popular del aristocrático y hierático teatro Nō. Su inspiración fueron las extravagantes exhibiciones de prostitutas y bailarinas de bajo rango y en las transgresiones de los samuráis sin señor (ronin). Sus actores se convirtieron en auténticos héroes de la calle y este género fue elevado a una de las expresiones más significativas del periodo Edo.
Tanto en el teatro Nō como en el kabuki actuaban solo actores varones y los papeles femeninos los interpretaban los onnagata, actores especializados en dichos roles.